sábado, 18 de junio de 2011

15. LECTURA DE CALIDAD

Desde el siglo XIX, con la expansión de la oferta educativa y el desarrollo de la educación pública se detectaron problemas con la lectura. En el caso de México, al igual que ocurre hoy se quiso explicar lo que pasaba, y así Maximiliano Baz escribió en 1877 que los problemas de lectura se debían al analfabetismo, a la poca preparación para la lectura y a la poca disponibilidad de buenos textos.
Alejandro Rossi
En su Manual del distraído (1978), Alejandro Rossi anota que leer mal un texto es la cosa más fácil del mundo, pues sólo se requiere no ser analfabeto y haber sido adiestrado en el conocimiento de unas cuantas fórmulas pobretonas y monótonas, de esas que señala Juan Domingo Argüelles que son tan usadas por los animadores a la lectura y los educadores. Rossi acuña en esta obra el término "neolector" para referirse irónicamente al monstruo creado por la educación masiva, que ha cursado la primaria sin perder las costumbres del paleolítico y es un híbrido para quien la lectura es un poderoso narcótico.
Al igual que Baz y Rossi, muchos otros critican el desempeño lector de la población tomando como referencia comparativa cómo leen los mejores lectores de la historia universal, que generalmente son escritores, historiadores, intelectuales y científicos sociales.
Asimismo, se tienen varios señalamientos sobre las dificultades para la adquisición y el desempeño lector. De esta manera, encontramos estudios diversos que se proponen evaluar la conducta y las habilidades de lectura, en los que se indican los conceptos que definen lo que se entiende como una lectura de calidad.
Libro de Carrillo y Calvo
La iniciación a la lectura se refiere principalmente al dominio de su mecánica en los primeros años de la formación, hasta alcanzar la comprensión a partir de cierta fase del proceso educativo. Así, observamos los planteamientos de Carrillo Gallego y Calvo Rodríguez (1999), quienes afirman que las dificultades para la adquisición de la lectura se originan en la deficiencia intelectual, la escolarización deficiente, por problemas emocionales, debido a la falta de motivación, por un ambiente sociocultural empobrecido, o surgen por problemas inesperados, como las distintas manifestaciones de la dislexia.
Estos autores indican que el sistema ortográfico de la lengua incide en los tipos de dinámicas que pueden aplicarse para lograr el dominio de la comprensión lectora. Por consiguiente, hay diferencias sustantivas entre las metodologías que conviene aplicar en un sistema ortográfico transparente, como el del español, y uno opaco como el del inglés.
Artola González (1988) anota que nuestra evaluación de la comprensión lectora depende de que la concibamos como producto o como proceso. Además, está condicionada en la medida en que asumamos si la comprensión es un proceso global o si es un conjunto de destrezas y habilidades.
Si nos centramos en la comprensión como proceso, tenemos que notar, como indican Carrillo Gallego y Calvo Rodríguez, que los buenos lectores utilizan dos procedimientos para la identificación de las palabras: Uno directo o léxico, para el reconocimiento de las palabras familiares, y otro indirecto o fonológico para la lectura de palabras no familiares. En este tenor, tenemos también que los errores más frecuentes que cometen los lectores son los siguientes:
1) Vacilaciones.
2) Repeticiones.
3) Omisiones.
4) Sustituciones de palabras funcionales.
5) Sustituciones de palabras de contenido.
Ivan J. Quandt
Por otra parte, es de notar que en la calidad de la lectura no sólo inciden estos asuntos que se antojan meramente técnicos y centrados en el desempeño, sino que otro aspecto a tomar en consideración cuando tratamos sobre la calidad de la lectura es el auto-concepto del lector, que puede afectar su confianza y restarle seguridad al momento de leer. En este sentido, Quandt (1984) dice que hay dos aspectos de auto-concepto que debemos notar:
A. Las percepciones que tienen los lectores de sí mismos, lo cual incluye cómo se comparan con otros lectores (percepción de sí mismos), cómo los ven los otros (percepción de sí mismo por otros) y cómo les gustaría que los vean (sí mismo ideal).
B. Las percepciones de sí mismos basadas en las experiencias de lectura que han tenido con otras personas que son importantes para ellos (los otros significativos) y que pueden influir en su auto-concepto de lector.
Este breve repaso sólo tiene un carácter indicativo y ni remotamente nos adentra en toda la riqueza de conceptos que se están tratando al referirnos a la lectura y tratar de comprender lo que es la calidad de la lectura. En México, por ejemplo, la legislación nos indica que debemos pugnar por que el lector esté pleno de la cultura escrita, pero ¿qué significa esta noción en términos de lo que venimos tratando? Otros temas de reflexión para todos los interesados.

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