sábado, 23 de julio de 2011

19. PROFESIONALIZAR LA LECTURA

La profesora no podía salir de la sorpresa, pues el cuentacuentos que acababa de irse luego de la práctica que había realizado con su grupo la dejó atónita después de que mencionó a uno de sus alumnos que él sólo leía cuentos para otros, ya que había estudiado para actor, pero que sabía poco de libros, por lo que no podría recomendar cuáles debían leer.
Antes de su partida, ella trató de platicar con él a solas para recomendarle que no anduviera diciendo eso a los alumnos, pero sólo obtuvo como respuesta que a los niños se les debía hablar con la verdad, y que un cuentacuentos se capacita a través de un diplomado para animar a la lectura, pero que no está obligado a leer todos los libros, ni alguno de ellos en particular. Además, le pagaban muy poco para que debiera leer para sí mismo todos los libros que le entregaban para sus actividades, pues sólo los ocupaba en su prepación para contar cuentos.
Si sólo conociéramos este caso de un animador que está en tal situación, pensaríamos que una gaviota no hace verano; sin embargo, encontramos varios ejemplos como el que aquí relatamos y otros más que nos han platicado, lo cual nos lleva a pensar en la necesidad de formar lectores profesionales y no sólo animadores a la lectura.
En relación con lo anterior, hace un par de años Martínez Menéndez escribió en la introducción de su proyecto de lectura en el aula que "en la actualidad, las ideas de lo que significa ser buen lector, muchas veces se confunden con las de un lector eficiente. La educación, hoy en día, tiene como principal objetivo la consecución de habilidades y estrategias que desarrollen lectores eficientes o competentes. Pero esto debería constituir el último nivel al cual los centros deberían conducir a sus alumnos; nos debemos limitar a generar lectores capaces de comprender en su totalidad un texto; es conveniente limitar el placer del texto a la satisfacción de comprender lo leído, estableciendo como fin de la lectura los planos instrumentales y formativos. O lo que es lo mismo, los docentes, aprovechando las competencias que elabora un lector eficaz, deben proponerse despertar en los alumnos la necesidad de la lectura recreativa, es decir, distinguir en el placer de la lectura el objetivo principal del buen leedor".
En esta larga cita, la autora se refiere a la imperiosa necesidad de tener una perspectiva realista sobre las capacidades de los alumnos que se forman como lectores y que no pueden alcanzar el nivel de lector ideal (eficiente o competente), aunque si pueden llegar a ser buenos lectores que reconozcan y necesiten la lectura recreativa y comprendan la totalidad de un texto. Para establecer esta distinción, acude al concepto de "leedor", que según el diccionario de la RAE es de uso antiguo y significa el 'que lee', a diferencia del "lector", que es el 'que lee o tiene el hábito de leer'. Es así que según esta fuente la diferencia tiene que ver con la existencia del hábito de leer en la persona.
Casado Velarde dice también que hay un lector y un leedor. Para distinguir ambos nombres, cita a Pedro Salinas, quien en 1948 estableció la desigualdad entre las nociones correspondientes: El lector es quien lee por leer, sin verse movido por otras aspiraciones. Asimismo, es el primer beneficiario del mensaje y partícipe de una experiencia vital. El lector recibe y entrega en el acto de leer. Al contrario, el leedor es una caricatura del lector, que sólo lee para lograr otra cosa a su propia conveniencia. No se dedica a la lectura, sino que ésta es sólo un medio para él.
De esta forma, la distinción entre medios y fines es un hallazgo que habremos de tratar en otra ocasión, aunque ahora sólo indicaremos, sin ningún motivo que busque establecer elitismos, que hay elementos que apuntan a la existencia de una lectura-como-fin y una lectura-como-medio, además de que hay un paralelismo (no analogía) entre esas dos y las lecturas por placer y utilitaria.
Podemos notar asimismo que para la palabra "lector" en el mismo diccionario de la RAE se tienen varios significados. Cuando tratamos de ponerlos en un posible orden cronológico, a partir del más antiguo, encontramos los siguientes usos:
(1) Nombre del cargo que tenía un clérigo, un catedrático o un maestro que se dedicaba a enseñar.
(2) Católico facultado para leer en voz alta la palabra de Dios en los actos litúrgicos.
(3) Persona que en las editoriales lee los originales para decidir sobre la conveniencia de publicarlos.
(4) Persona que lee en voz alta para otros.
(5) Persona que lee o que tiene el hábito de leer.
(6) Dispositivo electrónico que convierte información de un soporte determinado en otro tipo de señal, para procesarla informáticamente o reproducirla por otros medios.
Este recorrido nos permite apreciar en forma histórica lo que nombramos como "lector": Desde una función que realizaba alguien educado y reconocido para cumplirla en cierto medio, pasando por cualquier persona que lea, hasta una máquina, pareciendo que los referentes de la palabra hubieran cambiado como resultado de procesos de democratización y mecanización de la lectura, ocasionando con ello los cambios respectivos de los significados.
Es de notar que la palabra "lector" se distinguía en el pasado de "leedor" por la investidura que se reconocía y estaba asociada a su aplicación, de modo que el lector era quien tenía el encargo de leer en procesos educativos, catequísticos o propagandísticos. En contraparte, el leedor era cualquier persona capaz de leer. La palabra "leedor" cayó en desuso, pero su significado a la larga se atribuyó al lector.
El cargo o empleo del lector en el pasado se llamaba "lectoría", y resulta interesante saber que hoy se nombra con esta palabra el conjunto de los lectores de un medio de comunicación (prensa y radio). En Perú, también se llama así a la propia lectura y al conjunto de usuarios de las bibliotecas públicas. En Argentina, es el nombre de una empresa consultora dedicada al mercado editorial. Hay también un blog, una biblioteca virtual y un sitio de Facebook que se nombran con esta palabra. Tenemos además que el vocablo "lectoría" se traduce al inglés como "readership". En alemán, se traduce como "Lektorenamt", cuando se refiere a su uso en la iglesia, y "Lektorat" al aplicarse a la universidad, con lo cual parece conservar los usos antiguos.
Garland, J. of (1495). Synonima magistri.
Observamos  que en la Edad Media Aimericus de Gastine escribió un Ars lectoria (ca. 1086), que es un códice parisino que trata de la prosodia, misma que se debia aprender para así garantizar la correcta pronunciación y acentuación de los textos leídos. El lector también debía aprender la exégesis, pues le correspondía responder a las dudas sobre la correcta interpretación y el significado de las palabras. Casi dos siglos después (ca. 1248), el gramático John of Garland conoció el tratado de Aimericus y realizó escritos para introducir sus nociones al mundo anglosajón.
Ahora bien. Nos preguntamos qué podría impedir que se actualizara este uso antiguo de la lectoría y que se emprenda a partir de hoy una formación de lectores profesionales, mismos que se deberían distinguir de los leedores de nuestros días. Por esta vía, se podrían formar lectores que tengan los conocimientos teóricos y metodológicos, además de haber realizado las prácticas que les permitan moverse en los mundos del lector, la intermediación y los textos.
Pensamos, por ejemplo, en lectores que conozcan sobre la ergonomía de la lectura, que sepan la metodología para realizar estudios de lectores y que hayan realizado investigaciones de comunidades específicas. Lectores que sean capaces de negociar con los leedores a través de un conocimiento metodológico para hacerlo, y que puedan utilizar estos conocimientos y experiencias para promover políticas de lectura.
Creemos que una profesionalización de la lectura no debe quedarse a medio camino entre la animación a la lectura, tal como se realiza hoy, y la promoción editorial o cultural que sólo sirve a fines políticos o mercantiles. Para ello, estamos trabajando una propuesta que les presentaremos en otra entrega aquí mismo, por lo que vamos a continuar con este tema y les invitamos a unirse a este esfuerzo de la inteligencia.

Bibliografía
Casado Velarde, M. (2006). La lectura, espacio de humanidad. Pensamiento y cultura, 9(1), 73-81.
García Tejera, M. del C. (1988). La teoría literaria de Pedro Salinas. Cádiz: Seminario de Teoría de la Literatura.
Martínez Menéndez, I. (2009). Proyecto de lectura en el aula: Fundamentos básicos para su puesta en práctica. Innovación y experiencias educativas: Revista digital, 17. Localizado: 23 jul. 2011. En: http://www.csi-csif.es/andalucia/modules/mod_ense/revista/pdf/Numero_17/IRENE_MARTINEZ_MENENDEZ_2.pdf

domingo, 26 de junio de 2011

18. II ENCUENTRO DE FOMENTO A LA LECTURA EN LA CIUDAD DE MÉXICO

Durante los días viernes 24 y sábado 25 de junio, se realizó en el Museo de la Ciudad de México la segunda edición de este encuentro, dirigido a reunir a los voluntarios y participantes en programas de animación lectora, así como a los interesados en estos temas, como son los profesores, los pedagogos, los bibliotecarios, los académicos y el público en general.
Los temas a tratar se distribuyeron en cuatro mesas panel, en las que se abordaron distintas perspectivas sobre el fomento a la lectura; los requisitos para profesionalizar a los bibliotecarios, los promotores y los libreros para el fomento a la lectura; la economía del fomento a la lectura; y la crítica a los programas de fomento a la lectura que se realizan en México.
Además, hubo entrega de acervos de literatura infantil para 380 libro-clubes por parte de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México, y asimismo una sesión para presentar prácticas y recomendaciones en materia de lectura en voz alta, uso del drama y consideraciones legales, incluyendo técnicas, manuales, libros idóneos para ganar primeros lectores, mobiliario y otros materiales, etc.
Inauguración.
Luego de la inauguración que hicieron Eduardo Clavé Almeida (Dirección de Fomento a la Lectura y el Libro de la Secretaría de Cultura) e Isabel Molina Warner (Coordinación Interinstitucional de la Secretaría de Cultura), alrededor de 300 asistentes pudieron escuchar las comunicaciones de Azucena Galindo Ortega (A Leer IBBY México), José Ángel Quintanilla (FunLectura), Elsa Ramírez Leyva (UNAM), Socorro Venegas (Dirección General Adjunta de Fomento a la lectura y el Libro del CONACULTA), Eva Luz Solano (INDELI) y Felipe Garrido, entre otros.
Destacamos las siguientes notas informativas que consideramos más relevantes:
1. FunLectura está realizando varios proyectos para promover la lectura, tales como un programa nacional de lectura en la educación media superior y un proyecto para vincular la lectura al desarrollo y a la formación de capacidades ciudadanas.
2. Con el antecedente de que la lectura es un bien social, A Leer IBBY México lleva dinámicas con lectores voluntarios, promueve la instalación de bunkos con libros pertinentes a las comunidades, publica sus recomendaciones de lectura por edades y realiza otras varias acciones que invita a conocer y a participar.
3. El CONACULTA ejecuta desde hace 16 años el Programa Nacional de Salas de Lectura, que es un esfuerzo sostenido por voluntarios de la sociedad civil, a los que se les entregan 100 libros y se les brinda capacitación.
4. Se están realizando diversas actividades para formar y profesionalizar a los promotores de lectura, como el diplomado que hace CONACULTA con la UAM, la maestría que se lleva a cabo en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, así como las acciones que promueven FunLectura e INDELI con los editores y libreros respectivamente. En varios de estos programas, se cuenta con estudios de necesidades de formación que no han sido contempladas, y como reflejo se están actualizando los contenidos de sus currículas.
5. Se hacen actividades de fomento a la lectura con trabajadores públicos como los policías y los bomberos, además de prestar especial atención a personas en situación de reclusión.
Mesa Panel sobre perspectivas.
6. En la ciudad de México, se realizan ferias de libros establecidas e itinerantes, de modo que al menos cada mes se tiene una actividad de este tipo.
7. Se observa que en las zonas remotas y marginadas del país hay mucho aprecio por las bibliotecas de aula y escolares, las salas de lectura y los bunkos. Al respecto, es recomendable que luego de formar a los lectores se les motive a usar la biblioteca.
8. Se reconoce la labor pionera de Alejandro Aura, quien inicio los programas de fomento a la lectura en la ciudad de México, y a Daniel Goldin como impulsor de la publicación de colecciones infantiles desde la editorial FCE.
Hubo también varios planteamientos que requieren atención y son los siguientes:
A. Falta una visión a largo plazo en materia de fomento a la lectura, pues todavía se hacen las cosas para el día siguiente.
B. No hay acuerdo sobre el uso de varias mediciones usadas para la práctica lectora. Por ejemplo, en la escuela, el contar las palabras que leen en voz alta los niños por minuto se considera que los tensiona y que es un sinsentido. También se piensa que la recomendación de leer obligatoriamente un mínimo de tiempo en la casa o la escuela lleva a deslegitimar la lectura. Además, parece que a través de las evaluaciones cuantitativas se deja de ver a las personas, pues sólo interesan las estadísticas que se reportan. No obstante, algunos señalan que debe haber parámetros para evaluar la lectura, sobre todo en el medio gubernamental.
C. Los pobres no tienen acceso a la compra de libros porque no hay ediciones baratas. Al respecto, los libros no pueden ser baratos porque hay problemas de costos, de distribución y para hacérselos llegar a los lectores interesados. Se recomienda que se aprovisione mejor a las bibliotecas públicas y que los pobres utilicen estas instituciones.
D. La lectura se promueve aún como ajena a la escritura, y se considera que deben trabajarse juntas, ya que la escritura puede mejorar la lectura en los niños, particularmente la comprensión. Sobre este particular, en tanto que la lectura debe ser una práctica libre, se recomienda tener cuidado con las maneras como se le vincula la escritura para que ésta no sea percibida como una imposición. No obstante, varios promotores manifiestan que puede ser difícil transitar de la animación lectora hacia su relación con la escritura.
Mesa Panel de profesionalización.
E. Las prácticas de fomento a la lectura dentro y fuera de la escuela se presentan como opuestas, pues en estas instituciones se llevan los lineamientos y las reglas de la SEP que no permiten hacer modificaciones ni adaptaciones. Esta oposición parece sostenerse en la distinción que se hace en la escuela entre leer y estudiar.
F. Muchos programas de fomento a la lectura se preocupan más por hacer divertida la lectura que por formar lectores. Al respecto, se considera que el divertimento es una parte importante de las actividades de fomento, pero que debe cuidarse no perder el objetivo que se busca lograr.
G. Existe el riesgo de estratificar la lectura, de manera que se encajona a los lectores en determinados estancos donde pueden/deben leer, a partir de ciertas características que se les atribuyen  como la edad, el género, etc.
H. Se duda sobre si el promotor de lectura debe/puede trabajar con cualquier tipo de texto, o si debe esperar hasta tener los materiales necesarios para hacer las actividades de fomento a la lectura.
I. Se debe buscar establecer sinergias entre la biblioteca, la sala de lectura y la librería, pues se presentan varias simetrías que permiten suponer que puede trabajarse más en colaboración.
J. La lectura debe ser obligatoria en la educación del niño, igual que el aprender a caminar, a escribir y a multiplicar. De esta manera, se considera que debe darse a la lectura la importancia debida y ponerla al mismo nivel de los aprendizajes que no pueden faltar en la formación del niño, y por lo tanto se le debe forzar para que los aprenda.
K. La lectura debe ser un asunto desarrollado por grupos interdisciplinarios.
Dentro de este encuentro también se manifestaron inconformidades por la manera como los distintos agentes involucrados en el fomento a la lectura participan en un doble discurso, que se genera por sus distintas motivaciones e intereses, así como por la falta de transparencia en los procesos.

lunes, 20 de junio de 2011

17. POLÍTICA PÚBLICA DE LECTURA

Desde hace algunos años, varias voces han expresado su desconcierto por los modos como se conducen los discursos y las acciones en materia de lectura en México. Este estado de ánimo no es uniforme, sino que presenta diferencias en los enunciados, que a su vez apuntan a las distintas posiciones de sus expositores y a la multiplicidad de miradas que pueden hacerse sobre el leer. A modo de ejemplos, tenemos las siguientes declaraciones expresadas entre los años 1995 y 2007:
Amelia Rivaud Morayta (1995) indica que se calcula que el lapso para crear hábitos de lectura en una sociedad es de aproximadamente 50 años. No obstante, da la impresión de que en México no hay un seguimiento de las experiencias que se vienen aplicando a partir de los esfuerzos de José Vasconcelos para instalar bibliotecas, editar libros y formar lectores, seguidos de otros muchos planes, programas y acciones gubernamentales a lo largo del siglo XX.
Felipe Garrido (2001) se dice sorprendido de que en nuestra nación no se haya realizado un esfuerzo comparable al de la edición de los libros de texto gratuito en el terreno de la formación de lectores, pues la escuela ha supuesto que una vez alfabetizado un alumno puede convertirse en lector por su propia cuenta, además de que ha creído que lo importante en su recinto no es leer, sino estudiar.
Elsa Ramírez Leyva (2002) apunta la existencia del problema que representa la lectura para la sociedad de la información, la cual debe distinguirse por contar con ciudadanos capaces de acceder y usar la información, así como convertirla en un bien para el beneficio individual y colectivo que conduzca al progreso.
Gregorio Hernández Z.
Gregorio Hernández Zamora (2002) manifiesta que le causan extrañeza las voces de alarma de aquellos que sin apartarse de sus muchos libros, en sus bibliotecas privadas, dicen que la mayoría de la gente no lee, pero difícilmente ponen un pie en los barrios pobres de este país para conocer lo que los jóvenes o adultos pobres efectivamente están leyendo, las razones por las que eligen leer lo que leen y las maneras no convencionales que tienen de leer. Cuatro años depués, el mismo investigador asegura que la educación, la cultura y la lectura tienen asignada la función de culturizar a los grupos atrasados, o sea, a los subordinados, cuyos conocimientos y prácticas culturales se descalifican de antemano, a la vez que se legitima la cultura verdadera de las élites.
María Alicia Peredo Merlo (2005) se pregunta por qué cuando nos referimos a la lectura sólo enfatizamos la que se hace a los libros, si las personas leen tantos textos distintos cada día. Cada uno de esos distintos mensajes tiene un significado asignado para el lector, que puede variar con las diferencias culturales de los sujetos, quienes atienden detalles diferentes, y por tanto interpretan y transmiten información diversa. En este sentido, afirma que las personas que leen textos más variados son también más hábiles a la hora de verbalizar su pensamiento.
Libro de Escalante G.
Fernando Escalante Gonzalbo (2007) apunta que el discurso oficial sobre la lectura en México se enfoca en el ideal ilustrado, el culto a la razón y el conocimiento. De este modo, la lectura importa como forma de conocimiento, porque nos hace mejores y nos quita el peso de supersticiones y prejuicios: La lectura nos hace libres. Dice que esta construcción ideal de la lectura contribuye a hacer de ella un criterio de distinción en la medida en que mantiene y refuerza el valor simbólico del libro, lo que resulta en la obligatoriedad ritual que se impone a los distintos actores sociales para que simulen y digan que leen y que la lectura es importante. Por este camino, se llega como corolario a disculpar al libro por la dificultad que presenta su lectura y se culpa a las personas por su falta de hábitos para leer.
Vemos en este breve repaso que seis pensadores problematizan la lectura, ora indicando las causas de las dificultades, o bien matizando la naturaleza de los problemas o las ambigüedades de los conceptos involucrados en su desarrollo. Además, uno de los planteamientos indica la necesidad de la lectura para asegurar el futuro de nuestro país.
En teoría, estos distintos puntos de vista deben ser recogidos para hacer políticas públicas, que son enunciados diseñados para servir como guía o plan en la toma de decisiones o para la ejecución de las acciones que se emprenden para lograr un fin determinado. Por consiguiente, tenemos que el diseño de políticas antecede a la determinación de sus instrumentos, que son los que permitirán materializar lo que dicen los enunciados de política.
Los instrumentos de política pueden ser las leyes, las normativas, los planes y programas, los procesos y procedimientos, los aparatos de seguimiento y para las mediciones, las actividades formativas y todos los medios de planeación, organización y ejecución que se determinan para llevar a cabo lo que enuncian las políticas públicas.
Programa Mexico Lee
Butrón Yáñez y Arriola Navarrete (2004) realizan un recuento de las políticas públicas de lectura que se han aplicado en México en los últimos 35 años. Así, partiendo del año 1971 hacen un recorrido por los distintos instrumentos de política pública utilizados por el gobierno, como son:  La edición y distribución de libros de bajo costo y para lectores de distintas edades; la dedicación de un día del año para festejar al libro (12 de noviembre); la constitución del Consejo Mexicano de IBBY; el arranque de la Feria del Libro Infantil y Juvenil; la creación de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas; el establecimiento del CONACULTA como organismo desconcentrado de la Secretaría de Educación Pública y responsable del fomento a la lectura en toda la nación; el decreto de la legislación federal en materia de lectura; y la creación de programas bibliotecarios para las escuelas de educación básica.
Estos autores comentan que hallaron dos inconvenientes en los distintos instrumentos de política pública de lectura: Su limitación a un público-meta de escolares de educación básica y la falta de seguimiento, lo que les hace pensar que más bien se trata de instrumentos que sirven más a fines políticos que para la atención a necesidades de la población.
A lo anterior podemos agregar que estos instrumentos no aclaran a cuáles políticas públicas sirven, o sea, no indican con claridad los fines que los guían. De esta manera, podríamos pensar que se busca resolver un problema educativo, o que se quiere mejorar como país, o que el tema de la lectura nos ha sido impuesto por la continua reprobación de las pruebas de español por parte de los alumnos que terminan la educación básica. También, podriamos pensar que los instrumentos buscan beneficiar a la industria editorial, o tal vez favorecer a los intelectuales de nuestros país y así frenar la fuga de cerebros hacia el extranjero. Cualquier cosa pueden enunciar esas políticas no aclaradas.
Quizá, como indica Escalante Gonzalbo, la lectura no es cosa de uno, sino de dos: El que quiere y el que no quiere leer. De esta manera, mientras unos quieran que los otros lean, y los otros quieran que los primeros se dediquen a atender los problemas, es de esperar que tengamos mucha más lectura para comentar en los lavaderos. Así entendidas las voluntades, queda éste como otro tema para pensar.

domingo, 19 de junio de 2011

16. FERIA DEL LIBRO DE REMATE EN ÁLVARO OBREGÓN

Vista de la primera carpa de libreros.
Luego de una semana, concluyó hoy, junto con la celebración del Día del Padre, la Feria del Libro de Remate en la Delegación Álvaro Obregón. Los libreros estaban asentados en dos grandes carpas en la explanada del salón de usos múltiples que está atrás de las oficinas delegaciones, cerca de la confluencia de las calles 10 y Canario, en la colonia Tolteca.
Cuando llegamos, vimos primero dos instalaciones que servían para juegos y para usos múltiples. En la de juegos, había un gran ajedrez con piezas gigantes fuera de la carpa, aunque no vimos a nadie usándolo, sino que las personas se encontraban sentadas junto a las mesas en la sombra, pues buscaban protegerse del sol que quemaba.
Vista de la segunda carpa de libreros.
La calle 10 estaba cerrada por vehículos de la policía y sobre la vía estaban negocios de comida, refrescos y aguas. En esta calle, se había instalado un templete y una manta anunciaba que se estaba realizando el festejo paterno. Iniciaba la interpretación musical del grupo Acapulco Tropical, cuyo solista trataba de animar a salir a bailar, incluso con enunciados de psicología inversa del tipo: "Es no tener madre olvidarnos del padre en su día", o "¡Puras madres! ¿Y el padre, cuándo?".
En las carpas de los libreros había muy poca gente. Pensamos que se debía a la fiesta que había junto, pero al preguntar a los vendedores nos dijeron que toda la semana estuvo muerta la feria, sin que despuntara la asistencia, y que sólo el día de su inaguración y hoy que fue su clausura se vio acudir un poco más de personas.
Vista del templete.
Los libros que se exhibían eran variados, aunque observamos una gran mayoría de obras de literatura y de cocina, además de libros infantiles, de superación y unos pocos de arte. Los precios de los textos estaban entre 15 y 300 pesos. Muchos de ellos eran ediciones sencillas de las que se pueden hallar con facilidad en los puestos de venta del metro. Sin embargo, también se podían encontrar las colecciones Tierra adentro (FCE), Ciencia que ladra (Siglo XXI), una del IPN sobre temas técnicos y otras más, las cuales estaban a precios muy bajos. También había ediciones lujosas a muy buen precio dentro del rango indicado, particularmente las que trataban de arte.
Afuera de las carpas de los libreros, unas 200 personas estaban atentas a lo que ocurría en el templete, pues se había anunciado que se rifarían varios enseres con motivo de la fiesta. Es así que cuando salimos, un señor acababa de ganar una lavadora y anunciaban que habría más regalos. Unas dos parejas bailaban y la gente buscaba con desesperación protegerse del sol.
Algunos libreros nos dijeron que en agosto estarán en otra feria que se hará en el campus de Zacatenco del IPN. Nos invitaron a seguirlos, pues allá tampoco creen que haya mucha afluencia.

sábado, 18 de junio de 2011

15. LECTURA DE CALIDAD

Desde el siglo XIX, con la expansión de la oferta educativa y el desarrollo de la educación pública se detectaron problemas con la lectura. En el caso de México, al igual que ocurre hoy se quiso explicar lo que pasaba, y así Maximiliano Baz escribió en 1877 que los problemas de lectura se debían al analfabetismo, a la poca preparación para la lectura y a la poca disponibilidad de buenos textos.
Alejandro Rossi
En su Manual del distraído (1978), Alejandro Rossi anota que leer mal un texto es la cosa más fácil del mundo, pues sólo se requiere no ser analfabeto y haber sido adiestrado en el conocimiento de unas cuantas fórmulas pobretonas y monótonas, de esas que señala Juan Domingo Argüelles que son tan usadas por los animadores a la lectura y los educadores. Rossi acuña en esta obra el término "neolector" para referirse irónicamente al monstruo creado por la educación masiva, que ha cursado la primaria sin perder las costumbres del paleolítico y es un híbrido para quien la lectura es un poderoso narcótico.
Al igual que Baz y Rossi, muchos otros critican el desempeño lector de la población tomando como referencia comparativa cómo leen los mejores lectores de la historia universal, que generalmente son escritores, historiadores, intelectuales y científicos sociales.
Asimismo, se tienen varios señalamientos sobre las dificultades para la adquisición y el desempeño lector. De esta manera, encontramos estudios diversos que se proponen evaluar la conducta y las habilidades de lectura, en los que se indican los conceptos que definen lo que se entiende como una lectura de calidad.
Libro de Carrillo y Calvo
La iniciación a la lectura se refiere principalmente al dominio de su mecánica en los primeros años de la formación, hasta alcanzar la comprensión a partir de cierta fase del proceso educativo. Así, observamos los planteamientos de Carrillo Gallego y Calvo Rodríguez (1999), quienes afirman que las dificultades para la adquisición de la lectura se originan en la deficiencia intelectual, la escolarización deficiente, por problemas emocionales, debido a la falta de motivación, por un ambiente sociocultural empobrecido, o surgen por problemas inesperados, como las distintas manifestaciones de la dislexia.
Estos autores indican que el sistema ortográfico de la lengua incide en los tipos de dinámicas que pueden aplicarse para lograr el dominio de la comprensión lectora. Por consiguiente, hay diferencias sustantivas entre las metodologías que conviene aplicar en un sistema ortográfico transparente, como el del español, y uno opaco como el del inglés.
Artola González (1988) anota que nuestra evaluación de la comprensión lectora depende de que la concibamos como producto o como proceso. Además, está condicionada en la medida en que asumamos si la comprensión es un proceso global o si es un conjunto de destrezas y habilidades.
Si nos centramos en la comprensión como proceso, tenemos que notar, como indican Carrillo Gallego y Calvo Rodríguez, que los buenos lectores utilizan dos procedimientos para la identificación de las palabras: Uno directo o léxico, para el reconocimiento de las palabras familiares, y otro indirecto o fonológico para la lectura de palabras no familiares. En este tenor, tenemos también que los errores más frecuentes que cometen los lectores son los siguientes:
1) Vacilaciones.
2) Repeticiones.
3) Omisiones.
4) Sustituciones de palabras funcionales.
5) Sustituciones de palabras de contenido.
Ivan J. Quandt
Por otra parte, es de notar que en la calidad de la lectura no sólo inciden estos asuntos que se antojan meramente técnicos y centrados en el desempeño, sino que otro aspecto a tomar en consideración cuando tratamos sobre la calidad de la lectura es el auto-concepto del lector, que puede afectar su confianza y restarle seguridad al momento de leer. En este sentido, Quandt (1984) dice que hay dos aspectos de auto-concepto que debemos notar:
A. Las percepciones que tienen los lectores de sí mismos, lo cual incluye cómo se comparan con otros lectores (percepción de sí mismos), cómo los ven los otros (percepción de sí mismo por otros) y cómo les gustaría que los vean (sí mismo ideal).
B. Las percepciones de sí mismos basadas en las experiencias de lectura que han tenido con otras personas que son importantes para ellos (los otros significativos) y que pueden influir en su auto-concepto de lector.
Este breve repaso sólo tiene un carácter indicativo y ni remotamente nos adentra en toda la riqueza de conceptos que se están tratando al referirnos a la lectura y tratar de comprender lo que es la calidad de la lectura. En México, por ejemplo, la legislación nos indica que debemos pugnar por que el lector esté pleno de la cultura escrita, pero ¿qué significa esta noción en términos de lo que venimos tratando? Otros temas de reflexión para todos los interesados.

lunes, 13 de junio de 2011

14. LECTURA INFLUYENTE

Es asunto muy difundido y aún en discusión determinar si la lectura puede afectar a los lectores, si esto pasa con cualquier tipo de obra y en qué grado ocurre. La creencia en la actuación de la lectura en las personas es fundamento de la educación, la animación lectora, la biblioterapia y otros usos de los textos.
Libro de Wallace
Encontramos que en su novela Los siete minutos (1969) Irving Wallace narra lo ocurrido con un libro de ficción francés que fue publicado 30 años antes, mismo que fue escrito por un autor estadounidense que lo había realizado basándose en ideas que había tomado de otros libros que trataban sobre la teoría psicoanalítica del orgasmo, siguiendo la peregrina idea de que una mujer podía alcanzarlo en... los siete minutos que dan título a la novela que leemos y al texto francés enunciado.
Una gran cadena de lecturas entremezcladas da sustento a esta novela de trama circular, que discurre sobre un juicio que se entabla contra ese libro francés por considerarlo pornográfico y para evitar su traducción y distribución en inglés, lo cual es parte del alegato de la defensa de otro juicio, donde se afirma que el texto galo había influido en un jovencito para que cometiera un delito sexual.
Así como ocurre con la obra de Wallace, la literatura está llena de ejemplos similares sobre el dominio del texto y la lectura en las mentes, siendo uno de los más recientes el narrado en El nombre de la rosa (1980), de Umberto Eco. Además, podemos encontrar en la historia que son múltiples los relatos que se refieren a la influencia que tienen en las personas los contenidos. A propósito, tenemos el estudio de Ryback sobre los libros de literatura, religión, ciencias ocultas y otros que afectaron y forjaron la personalidad de Hitler. 
Libro de Eco
Por otra parte, se ha vuelto práctica común que la gente pregunte a los escritores sobre los libros que han influido en sus vidas. Asimismo, hay una creencia popular que pretende explicar las mentalidades de los intelectuales a partir de las existencias en sus bibliotecas, sin tomar en consideración las variadas maneras como se pueden conformar esos repositorios, así como la presencia de volúmenes intonsos, de libros aún envueltos sin abrir, o de libros con dedicatorias de otros intelectuales y recibidos por compromiso.
Octavio Paz escribió en su ensayo Sor Juana Inés de la Cruz, o las trampas de la fe (1982) una crítica al estudio bibliográfico realizado en 1934 por Abreu Gómez sobre la biblioteca de esa musa mexicana, concluyendo que la influencia de los libros más bien debía buscarse en el estudio filológico de las obras o en el estudio de las citas, pues por ambos medios se podrían restablecer las correspondencias y saber lo que predominó en el pensamiento del autor.
Esta idea sobre un poder oculto en la lectura, el cual se encuentra en estado potencial en el texto y se puede activar para mover conciencias, voluntades, el mundo social entero e incluso el mundo natural, tiene su origen en los mitos sobre la palabra y la escritura, en las que se dan por igual los saberes y los secretos, los conjuros y las advocaciones, las bienaventuranzas, las maldiciones, los elogios y los insultos, y la enorme variedad de reflejos de la vida, que a su vez parecen instaurar la vida misma.
Los libros sagrados determinan las mentes, las hacen actuar, las llevan a exponerse a peligros y les provocan vértigos. Los textos con grandes ideas ocasionan cambios irreversibles en el tejido social. De esta forma, hubo un mundo antes de El capital (1864-1877), de La interpretación de los sueños (1900) y de Sobre el origen de las especies (1859).
Index librorum prohibitorum (1632)
No obstante, es poco claro cómo han operado estas influencias agotadoras de la ingenuidad previa, pues los textos leídos parecen haber afectado meramente a líderes o a grupos interesados en tomar el poder, que a su vez luego han buscado influir a través de la lectura en otros para mantener sus posiciones. Así, la experiencia nos enseña que la influencia del libro y la lectura puede convertirse en un arma para tomar y mantener el poder. "Información es poder" -dicen muchos-, pero primero es la ambición del poder y luego la búsqueda de la información (y la lectura) para adquirirlo y permanecer dominándolo.
Tenemos además que podría pensarse que el influyentismo de los libros y la lectura sólo ocurre en el mundo occidental, pero no es así, pues cada vez sabemos más sobre la destrucción de obras durante varias dinastías de las antiguas China y Siam para evitar la lectura y la difusión de las ideas, por poner algunos ejemplos; y ni que decir de los países bajo dominación árabe -Rushdie dixit-, o los casos de censuras que aún ocurren en nuestros días, como el sonado WikiLeaks.
Revisamos con anterioridad (entrada 1) la relación de la lectura con la emoción, pero ésta parece ser sólo una parte del influyentismo. Surgen muchas interrogantes... ¿Qué, además de la pura emoción, es lo que mueve a actuar por medio de la lectura? ¿La necesidad? ¿El deseo? ¿Estamos ante la perlocución descrita por Austin? Este es otro tema para pensarlo con calma.

miércoles, 8 de junio de 2011

13. OFICIOS DE LA LECTURA

Como toda actividad social, la lectura se realiza en momentos y espacios determinados en los que participan diversos agentes. Esto no obsta para que haya una lectura privada, aunque la misma no se da en aislamiento, sino que existe y está integrada en su entorno social de manera indisoluble.
A continuación, nos interesa señalar quiénes son algunos de esos agentes que intervienen en la lectura. Para ello, nos apoyaremos en algunos diccionarios y en definiciones que hemos recabado de varios autores, además de que adaptaremos los conceptos y agregaremos unos breves apuntes cuando sea necesario.
Van a continuación las designaciones de los agentes en orden alfabético con sus correspondientes definiciones:
ACOMPAÑANTE: Persona que asiste al lector para apoyarlo en la interpretación, para resolver sus dudas o como facilitador. Es un término genérico que abarca también al director, al conductor, al preceptor o al guía de lecturas.
Convocatoria de México Lee 2011
ANIMADOR: Persona que comparte con otros, de modo entusiasta, sus propias satisfacciones de lectura.
BIBLIOTECARIO:  Persona que tiene a su cargo el cuidado, ordenación y servicio de la biblioteca, en la que realiza actividades de animación a la lectura con su colección.
CATEQUISTA: Persona que induce o instruye en las cosas pertenecientes a la religión a través de la lectura y memorización del catecismo.
CONDUCTOR: Persona que acompaña al lector orientándolo y encaminándolo a lo que más le conviene leer y sobre cómo debe leerlo.
DIRECTOR: Persona que dirige la lectura a través de un plan y/o por la selección y la expurgación de los textos. Decide lo que los otros únicamente deben leer.
DISTRIBUIDOR: Persona que opera como intermediario entre el editor y el librero, haciendo llegar a este el texto que produce aquel. Asimismo, traslada los textos a los consumidores finales (lectores) o a los intermediarios (libreros, voceadores, etc.). También puede ser el que permite el acceso directo al texto por parte de los consumidores.
Libro conmemorativo para IBBY
EDITOR: Persona que realiza una obra a través de la edición, adaptación o publicación por medio de la imprenta u otro procedimiento.
ESCRITOR: Persona que escribe y es autor de obras.
GUÍA: Persona que indica y marca rumbo al lector.
ILUSTRADOR: Persona que dibuja, pinta, graba, colorea o estampa en los textos.
INVESTIGADOR: Persona que indaga y genera conocimiento sobre la lectura, el libro y temas afines y conexos.
LIBRERO: Persona que vende libros.
PRECEPTOR: Persona que enseña la manera correcta de leer.
PROFESOR: Persona que ejerce o enseña la lectura.
PROMOTOR: Persona con la iniciativa para operar como intermediario que tiende puentes entre los textos y los lectores, a través de la difusión y la organización de acciones de lectura.
PROVEEDOR: Persona o empresa que provee o abastece de textos a los grupos, las asociaciones, las comunidades, etc.
SACERDOTE: Persona que en la realización de su ministerio pastoral sugiere a los fieles las lecturas aceptadas conforme el dogma de la iglesia.
VOCEADOR: Vendedor callejero que vocea o da muchas voces para vender los textos en sitios abiertos. Particularmente comercia con publicaciones periódicas.
Logo de la FIL de Guadalajara
Nótese que no están considerados en esta relación los integrantes de las familias, ni los amigos de lecturas, ni otros agentes particulares que pueden influir en la conducta del lector, pues nos reservamos tratar sobre ellos en una futura entrega.
Los lugares donde se desempeñan los agentes que hemos consignado son variados: Escuela, biblioteca, casa de cultura, editorial, librería, distribuidora, iglesia, feria del libro, imprenta, universidad, centro de investigación, calle, domicilio, etc.
Su importancia está fuera de discusión, aunque su efectividad... Quién podrá decirnos algo sobre la efectividad de estos oficiantes en un país donde permanentemente nos señalan como una tragedia que los mexicanos leemos en promedio 2.9 libros al año. Tenemos otro asunto en qué pensar.